
Si me soléis leer os habréis dado cuenta de que me encanta variar las recetas, no porque no me gusten las que tengo o aprendo, sino porque me interesa ver hasta qué punto soy capaz de modificar los ingredientes para obtener lo que quiero (lo que tengo en mi mente que quiero...) y ahora que ya tengo una pequeña formación en pastelería y bollería puedo equilibrar las mezclas sin el riesgo de que me salgan mal (bueno, esto no es ley universal, que siempre te puede salir mal)! Y me divierte horrores. ¿Sabéis cuando queréis hacer algo que tenéis en mente o habías visto, probado y vuestra cabeza no para hasta que finalmente lo intentas...? ¿Una y otra vez...? Pues yo soy de esas, hasta que saco lo que tengo en mente no paro.
Y este rollo viene a colación de la "creación" de este bizcocho. Que no creo que sea mía, que seguro que hay miles por ahí iguales. Pero yo fui cogiendo recetas y ajustando cantidades e ingredientes para que saliera como lo que buscaba. Y cuando consigues eso, es una satisfacción enorme. El simple hecho de "enfrentarme" a un "auto-reto" me mola y me motiva (soy auto-retos) Lo que yo quería era usar bicarbonato. De ahí partió mi receta. Y no quería el típico bizcocho pesado normalucho, que siempre sale en todos sitios, lo quería muy enjundioso y consistente pero delicioso. Que no fuera empalagoso. Ya, estaréis pensando que bizcocho enjundioso no casa con no pesado... Pero sí, creedme, porque el bicarbonato genera unas burbujas muy diminutas cuando reacciona con el líquido, y queda perfecto.
Ya expliqué en otro post la diferencia entre levadura química y el bicarbonato sódico, que es un agente levante también, pero que reaccionan de forma diferente ante la humedad y el calor. Y esto es muy importante saberlo para saber usarlo correctamente. Podéis ver aquí la explicación. Es larga pero os lo recomiendo.
Os comento algunas cosas antes de pasar a la receta:
- Los ingredientes secos tamizados: harina. Yo el azúcar no la tamizo. Y el bicarbonato se lo echáis una vez mezclado todo.
- El orden para seguir bien la receta es el que os explico a continuación, no se puede mezclar la parte seca hasta que estén las partes líquidas mezcladas. Más que nada es porque la parte seca lleva el bicarbonato y este empieza a hacer efecto en el momento en que entra en contacto con un elemento húmedo (a diferencia del polvo de hornear) así que este paso debe de ser muy rápido. Mezclar, poner en el molde y hornear inmediatamente. De lo contrario no os garantizo que os salga bien (se puede deshinchar, salir poco jugoso, mazacote...) Por eso os recomiendo que leáis mi post donde explico las levaduras.
- La nata no debe hervir, sólo es calentarla para que se disuelva la mantequilla y el chocolate. De esta forma vamos a obtener un bizcocho muy jugoso.
- Y poco más. Lo único es el paso último, por lo demás, está tirado.
Espero que os guste. Happy baking!!
Ingredientes:
150 ml de nata 35% M.G
150 de mantequilla
200 gr de azúcar
75 gr. de cacao en polvo sin azúcar (Valor)
3 huevos
150 gr. de harina
2 C.Postre de bicarbonato
un poco de esencia de vainilla o de naranja o chorro de brandy
Elaboración:
- Calentamos la nata en un cazo, pero que no hierva, sólo es calentarla paz disolver el cacao y la mantequilla. Una vez fundido dejamos que se enfríe (con que llegue a 35ºC es suficiente)
- En un bowl ponemos los ingredientes secos: harina tamizada, bicarbonato, azúcar. Y mezclamos. Reservamos.
- En el bowl de batir ponemos los huevos y batimos hasta que duplican el volúmen (espumar)
- Mezclamos la mezcla de chocolate con los huevos, con cuidado para que no se baje .
- Ahora es el turno de la parte seca. Con cuidado id añadiendo la mezcla de harina al batido de huevos y chocolate.
- Engrasar el molde que queráis. Yo uso uno redondo y hondo porque sube mucho.
- Precalentar el horno a 170-180ºC.
- Introducid el molde en el horno y hornear hasta que haya subido y esté hecho (podéis pinchar con una brocheta y si sale limpio es que está. O bien presionar y si el bizcocho vuelve a su sitio está listo) como unos 40 minutos.
- Sacadlo del horno y dejadlo enfriar en el molde.
- Desmoldad y si queréis le hacéis un baño de glasa o de chocolate o simplemente espolvoreado con azúcar glass. O sin nada.
- Está más rico al día siguiente porque los sabores maduran (lo mismo que pasa con las trufas cocidas o preparaciones para helado, mousse...)
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